En nuestra
memoria consciente no hay recuerdos de las vivencias de nuestra vida
intrauterina, de nuestro nacimiento ni de los primeros años de nuestra vida.
Pero esta falta de recuerdos no significa que estas vivencias no tengan
influencia en el resto de nuestra vida, pues actualmente se puede afirmar que
esta etapa de la vida nos va a marcar profundamente.
El bebé intrauterino es capaz de percibir información de su entorno, a
través de tres canales de percepción:
1. El de los
sentidos: oído, tacto, gusto y olfato.
2. A través de
la sangre materna que el bebé recibe
mediante el cordón umbilical, esta sangre contiene sustancias como
neurotransmisores y hormonas que producen en el bebé las mismas sensaciones que
en la madre. Por ejemplo las endorfinas producen sensación de paz,
tranquilidad…
3. De la percepción extrasensorial, el más sutil
de los canales, es el que permite que el bebé perciba lo que piensa y siente la
madre, también podría llamarse canal de percepción energética ya que a través
de él se perciben las energías de los pensamientos y sentimientos de la madre
(amor, rechazo…)
La percepción se manifiesta de forma Racional y de manera Emocional. La
percepción racional se basa en la razón, en la lógica, el juicio, es objetiva.
La percepción emocional se basa en los sentimientos y las emociones, establece
las relaciones por semejanza, es subjetiva.
La percepción del bebé intrauterino hasta los dos años de vida es
básicamente emocional, a partir de esa edad empieza el desarrollo de la percepción
racional. Todo lo que percibe lo va a transformar en sentimientos y emociones
propios. Se puede afirmar que en estos años se construye nuestra forma de ser
más profunda. De esta manera podemos ver la relevancia que tiene para el
adecuado desarrollo psicoemocional del bebé el estado emocional de la madre y
la comunicación emocional que establece con el bebé.
Es importante
la salud emocional de la madre durante el embarazo, todo lo que afecta
sentimentalmente a la madre afecta al bebé no nato. Ya en el momento de la
gestación podemos influir al desarrollo de nuestro hijo con nuestras emociones.
Para el bebé el nacimiento es una vivencia de alta carga emocional, dejando
una huella imborrable, ya que comporta un cambio de espacio para aparecer en un
nuevo mundo, perdiendo la conexión física con su madre una vez cortado el
cordón umbilical que les llevará a ambos a un nuevo estado distinto de conexión
y fusión emocional.
El Documental
“En el vientre materno" nos muestra el recorrido por etapas evolutivas el
desarrollo fisiológico del bebé, pero también resaltando la sensibilidad a la
que está expuesto frente a cada actividad realizada por la madre, dejando
claridad en que el mundo emocional de los(as) niños(as) se inicia con una
gestación consciente.
Colectivo Mamaluz
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