Antes de quedar embarazadas, muchas de nosotras teníamos ideas muy opuestas con respecto a la crianza que tratamos de llevar a cabo hoy en día. Muchas queríamos acostar al bebé en la cuna, darle su mamadera de leche en la noche para que durmiera de un "tirón" o entrar a trabajar apenas se acabara el postnatal. Luego del nacimiento de nuestro hijo o hija las cosas comenzaron a cambiar, algo pasó en el momento que pusieron a ese ser indefenso en nuestro pecho y tuvimos el deseo imperioso de protegerlo, de día, de noche, constantemente.
Ya no pudimos sacarlo de la cama, queríamos a toda costa alimentarlo exclusivamente con nuestra leche y empezamos poco a poco a informarnos, a leer y empoderarnos. Nos estábamos encontrando y adentrando en la crianza respetuosa.
Ahora lo tenemos claro, ese es el tipo de crianza que queremos para nuestro retoño pero a medida que pasan los días, meses y años a veces se nos hace cuesta arriba.
Nadie nos ha dicho lo difícil que es seguir por el camino de la consciencia, de las sombras que encontraríamos en el camino ni de la batalla interna que tendríamos día a día para lidiar con las pataletas de nuestro hijo (que criados a través del apego seguro o no las tienen igual).
Por eso durante esta semana, conversaremos sobre un tema que es un poco tabú, qué expectativas nos hacemos con la crianza respetuosa. Cómo poder respetar las necesidades de nuestros hijos y no morir en el intento.
Queremos que abramos nuestros corazones y digamos abiertamente que ha sido difícil, que a veces queremos tirar todo por la borda y que necesitamos el apoyo de otros para seguir. La idea es que nos demos esa palmadita en la espalda diciendo: "vamos! yo se que es difícil, también lucho día a día, pero vale la pena!"
Bendiciones.
Tamara (Equipo MamaLuz)
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