Armando
Bastida, 33 años, padre de tres hijos de 7 y 4 años, y de 10 meses el tercero.
Enfermero de pediatría en un centro de atención primaria en España, aunque esto
es secundario, pues antes que enfermero soy padre, aunque cronológicamente fue
al revés.
1.- Antes de ser padre, ¿Cuáles
eran tus ideas de crianza?
Fui padre por primera vez con 26 años, que aquí en España es una edad
relativamente temprana en estos tiempos, así que no tenía demasiadas ideas
predefinidas en lo que a crianza se refiere más allá de las que había mamado
como hijo y de las que iba adquiriendo de la sociedad en general.
Con esto quiero decir que, en principio, mi intención como padre era
hacer, más o menos, lo que mis padres habían hecho conmigo, educar a mis hijos
de una manera más o menos autoritaria, quizás con castigos y amenazas,
probablemente con gritos y en constante defensa para evitar que pudieran tomar
el control de la situación. Algo así como “los niños tienen que saber quién
manda” y “no pueden tenerlo todo en la vida, así que vamos a limitar
activamente sus deseos” (digo activamente porque por definición los niños nunca
podrán tenerlo todo en la vida, pero muchos padres evitan que se cumplan
algunos deseos de los niños que son fáciles de cumplir y cuyo cumplimiento no
afecta demasiado).
2.- ¿Que es para ti la crianza
respetuosa?
La crianza respetuosa es una manera de poner nombre a una manera de
tratar a los hijos que, en realidad, es un modo de vida, una filosofía de cuidados
en la que los padres tratan de respetar a los niños, de empatizar con ellos, de
dialogar mucho con ellos, de tener paciencia infinita y de enseñarles a ser
respetuosos con ellos (los padres) y con los demás.
3.- ¿Crees que existe un pack o
decálogo de una crianza respetuosa?
Creo que en cierto modo sí existe, porque a la hora de resumir las cosas
que hacemos los padres que tratamos de educar a nuestros hijos con el máximo
respeto aparecen varios puntos comunes que podrían considerarse como los actos
más habituales y más o menos definitorios de que estás respetando a tus hijos.
Sin embargo, no acaba de gustarme que se expliquen esas características como si
formaran parte de una definición, porque no son ítems que haya que cumplir para
sacarte el título de “padre crianzarespetuador”, sino que es al revés, el
respetar a tus hijos te llevan a hacer muchas cosas igual que otros padres que
crían parecido.
Por ejemplo, hace unos años leí a una madre explicando que no sabía cómo
hacer el colecho, que no le salí bien con su hijo. Su hijo dormía más o menos
bien solo, pero cuando dormía con ella pasaban todos peor noche. Ella, sin
embargo, quería colechar, probablemente para sentirse bien o para cumplir con
las que consideraba directrices básicas para formar parte de un grupo.
Pero, ¿y si el niño lo que quería era dormir solo? ¿Y si él pedía eso? No
hay muchos que lo hagan, pero algunos niños prefieren dormir solos que
acompañados. Lo lógico, lo respetable en estos casos, es dejarle que duerma
así.
4.- ¿Es mejor madre o padre
aquel que cría con respeto y apego?
Es que no se trata de ser mejor o peor madre o padre. No es una
competición en la que los padres que crían con respeto reciben más puntuación y
los que no lo hacen tienen menos puntos.
Ahora bien, si me dieras a elegir y me explicaras que mi padre puede
comportarse escuchándome, teniendo tiempo para mí, haciéndome partícipe de las
decisiones de la familia, no hiriéndome física ni psíquicamente, tratando de
enseñarme a respetarme, a respetarle y a respetar a los demás, pero sin entrar
en amenazas, castigos y miedos… o que por el contrario puede comportarse de un
modo contrario, pues yo elegiría a mi padre haciendo lo primero.
5.- ¿Qué fundamentos tiene tu forma de educar y criar a tus hijos?
Sólo tiene un fundamento: el respeto. A partir
de esa palabra nace todo lo demás, y todo lo demás es darles tiempo, cariño,
escucharles, hablarles, explicarles las cosas con cariño, atender a sus
necesidades básicas, estar a su lado para acompañarles en sus aprendizajes y
como apoyo para aprender y resolver sus dudas, evitando muchas de las cosas que
los adultos del pasado hicieron con nosotros, que no eran más que atajos para
tratar de conseguir lo mismo en menos tiempo, lográndolo a veces, pero no
haciéndolo en otras: castigos, cachetes, premios, gritos y amenazas, mentiras…
estrategias que no te dejan estar al lado de los niños, sino enfrente, a la
defensiva, jugando una eterna partida en la que hay que atacar y defender y en
la que sale perdiendo la relación de confianza que un padre y un hijo tendría
que tener.
Yo quiero lo mismo que todos los padres, que
mis hijos sean humildes, buenas personas, atentas, respetuosas, etc., y quiero
que sean así porque creen que es lo correcto, no porque piensen que en caso de
no comportarse así alguien les castigará (los castigos son eso, un “si no eres
bueno recibirás algo negativo) ni porque piensen que deben hacerlo a cambio de
algo (“si eres bueno recibirás algo que te guste”).
Es una cuestión de naturalidad, de entender
que los niños hacen muchas cosas molestas porque son niños, pero que con tiempo
y dedicación, con contar con ellos y hacerlos sentir partícipes de nuestras
vidas (y de las suyas, sabiéndose capaces de decidir muchas cosas), los niños
acaban dando lo que han recibido. Si reciben respeto, cariño, comprensión y
tiempo de unos padres que tratan de explicar qué es lo correcto y que no
podemos hacer a los demás lo que uno no querría para sí mismo, no veo por qué
van a crecer alejados de todas esas cosas (respeto, cariño, comprensión,
humildad, etc.).
6.- El criar
con respeto, es un camino hermoso y lleno de satisfacción, pero a la vez muy
difícil, es casi nadar contra la corriente, luchar con nuestra sombra, con el
resto de la sociedad y hasta con nuestros pares. Somos seres emocionales, por
ello muchas veces el resto y nuestra sombra nos gana. Pero debemos aprender que
no somos perfectos, menos los padres perfectos, pero siempre podemos ser
mejores o un poco mejor. La lactancia, el colecho la crianza positiva, el
porteo, etc. Son partes de una crianza respetuosa o con apego, pero no marcan
la forma de crianza (una cosa, no quita la otra).
¿Qué opinión
tienes de este párrafo?
Pues que puede resumir un poco lo que es la
crianza respetuosa. Es un camino precioso, porque te entregas a tus hijos y
dedicas el tiempo a ellos. Hay gente que eso de entregar tu tiempo a tus hijos
lo ve como un atraso, como un error, sin embargo es tan lícito realizarte como
persona ascendiendo en un trabajo como realizarte dando una educación más amorosa
a los hijos.
Como no es lo que se ha hecho siempre, como
respetar a los niños es visto en muchas partes como una derrota en la constante
batalla entre padres e hijos son muchas las ocasiones en que los demás opinan,
queriéndote ayudar a hacerlo de otra manera. Esto sucede sobretodo los primeros
años, cuando los niños, por sentirse más libres de expresar sus emociones,
pueden llegar a mostrarse problemáticos, iguales a los hijos de padres
permisivos, que a ojos externos parecen como los padres que criamos con
respeto, pero que no lo son en realidad, porque nosotros enseñamos a nuestros
hijos a respetar a los demás, y los padres permisivos no, pues lo permiten todo
(incluso que sus hijos falten al respeto de otras personas).
A nuestros ojos también puede ser un problema,
porque ponemos mucha dedicación y cariño y vemos, a veces, que nuestros hijos
también son problemáticos en muchos aspectos, haciéndonos dudar de si estamos
en el camino correcto. Sin embargo, la constancia, el diálogo y esperar a que
nuestros hijos maduren, mientras seguimos compartiendo tiempo y seguimos
mostrando cuándo hacen las cosas bien y cuándo las hacen menos bien, hace que
los niños finalmente sean más capaces de pensar, de razonar y de respetar.
Evidentemente, no somos perfectos. La teoría
acabamos aprendiéndola y, de igual forma que nos equivocamos muchas veces en
nuestras relaciones con los adultos, lo hacemos también con los hijos porque no
siempre estamos con el mismo estado de ánimo y porque allí están nuestras
sombras, nuestra infancia y todo lo aprendido, que aflora cuando perdemos la
paciencia… sin embargo, como dice el párrafo, poco a poco vamos aprendiendo a
hacerlo mejor, entendiendo a nuestros hijos y entendiéndonos a nosotros mismos.
Reviviendo nuestra niñez a medida que nuestros hijos la viven y, a la vez,
sanando algunas de esas heridas que quedaban de épocas pasadas.
En referencia al colecho, porteo, lactancia,
etc., como he comentado antes, suelen formar parte de la filosofía del respeto
como eje principal en la relación madre o padre e hijos. Puedes hacer todo eso
y realmente no respetar a tu hijo (dormir con tu hijo puede hacerse de manera
consciente y disfrutando del momento o puede hacerse simplemente porque en casa
solo hay una cama y con desgana, por ejemplo), o puedes simplemente respetarlo
y como consecuencia acabar haciendo todo aquello que hace que los niños estén
más tranquilos, más seguros, más apegados con sus padres y en definitiva que se
sientan más queridos.
Sus artículos en bebés y más http://www.bebesymas.com/autor/armandobastida
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