jueves, 14 de febrero de 2013

Entrevista: Las expectativas de la crianza respetuosa



Armando Bastida, 33 años, padre de tres hijos de 7 y 4 años, y de 10 meses el tercero. Enfermero de pediatría en un centro de atención primaria en España, aunque esto es secundario, pues antes que enfermero soy padre, aunque cronológicamente fue al revés.
1.- Antes de ser padre, ¿Cuáles eran tus ideas de crianza?
Fui padre por primera vez con 26 años, que aquí en España es una edad relativamente temprana en estos tiempos, así que no tenía demasiadas ideas predefinidas en lo que a crianza se refiere más allá de las que había mamado como hijo y de las que iba adquiriendo de la sociedad en general.
Con esto quiero decir que, en principio, mi intención como padre era hacer, más o menos, lo que mis padres habían hecho conmigo, educar a mis hijos de una manera más o menos autoritaria, quizás con castigos y amenazas, probablemente con gritos y en constante defensa para evitar que pudieran tomar el control de la situación. Algo así como “los niños tienen que saber quién manda” y “no pueden tenerlo todo en la vida, así que vamos a limitar activamente sus deseos” (digo activamente porque por definición los niños nunca podrán tenerlo todo en la vida, pero muchos padres evitan que se cumplan algunos deseos de los niños que son fáciles de cumplir y cuyo cumplimiento no afecta demasiado).
2.- ¿Que es para ti la crianza respetuosa?
La crianza respetuosa es una manera de poner nombre a una manera de tratar a los hijos que, en realidad, es un modo de vida, una filosofía de cuidados en la que los padres tratan de respetar a los niños, de empatizar con ellos, de dialogar mucho con ellos, de tener paciencia infinita y de enseñarles a ser respetuosos con ellos (los padres) y con los demás.
3.- ¿Crees que existe un pack o decálogo de una crianza respetuosa?
Creo que en cierto modo sí existe, porque a la hora de resumir las cosas que hacemos los padres que tratamos de educar a nuestros hijos con el máximo respeto aparecen varios puntos comunes que podrían considerarse como los actos más habituales y más o menos definitorios de que estás respetando a tus hijos. Sin embargo, no acaba de gustarme que se expliquen esas características como si formaran parte de una definición, porque no son ítems que haya que cumplir para sacarte el título de “padre crianzarespetuador”, sino que es al revés, el respetar a tus hijos te llevan a hacer muchas cosas igual que otros padres que crían parecido.

Por ejemplo, hace unos años leí a una madre explicando que no sabía cómo hacer el colecho, que no le salí bien con su hijo. Su hijo dormía más o menos bien solo, pero cuando dormía con ella pasaban todos peor noche. Ella, sin embargo, quería colechar, probablemente para sentirse bien o para cumplir con las que consideraba directrices básicas para formar parte de un grupo.
Pero, ¿y si el niño lo que quería era dormir solo? ¿Y si él pedía eso? No hay muchos que lo hagan, pero algunos niños prefieren dormir solos que acompañados. Lo lógico, lo respetable en estos casos, es dejarle que duerma así.
4.- ¿Es mejor madre o padre aquel que cría con respeto y apego?
Es que no se trata de ser mejor o peor madre o padre. No es una competición en la que los padres que crían con respeto reciben más puntuación y los que no lo hacen tienen menos puntos.
Ahora bien, si me dieras a elegir y me explicaras que mi padre puede comportarse escuchándome, teniendo tiempo para mí, haciéndome partícipe de las decisiones de la familia, no hiriéndome física ni psíquicamente, tratando de enseñarme a respetarme, a respetarle y a respetar a los demás, pero sin entrar en amenazas, castigos y miedos… o que por el contrario puede comportarse de un modo contrario, pues yo elegiría a mi padre haciendo lo primero.
5.- ¿Qué fundamentos tiene tu forma de educar y criar a tus hijos?
Sólo tiene un fundamento: el respeto. A partir de esa palabra nace todo lo demás, y todo lo demás es darles tiempo, cariño, escucharles, hablarles, explicarles las cosas con cariño, atender a sus necesidades básicas, estar a su lado para acompañarles en sus aprendizajes y como apoyo para aprender y resolver sus dudas, evitando muchas de las cosas que los adultos del pasado hicieron con nosotros, que no eran más que atajos para tratar de conseguir lo mismo en menos tiempo, lográndolo a veces, pero no haciéndolo en otras: castigos, cachetes, premios, gritos y amenazas, mentiras… estrategias que no te dejan estar al lado de los niños, sino enfrente, a la defensiva, jugando una eterna partida en la que hay que atacar y defender y en la que sale perdiendo la relación de confianza que un padre y un hijo tendría que tener.
Yo quiero lo mismo que todos los padres, que mis hijos sean humildes, buenas personas, atentas, respetuosas, etc., y quiero que sean así porque creen que es lo correcto, no porque piensen que en caso de no comportarse así alguien les castigará (los castigos son eso, un “si no eres bueno recibirás algo negativo) ni porque piensen que deben hacerlo a cambio de algo (“si eres bueno recibirás algo que te guste”).
Es una cuestión de naturalidad, de entender que los niños hacen muchas cosas molestas porque son niños, pero que con tiempo y dedicación, con contar con ellos y hacerlos sentir partícipes de nuestras vidas (y de las suyas, sabiéndose capaces de decidir muchas cosas), los niños acaban dando lo que han recibido. Si reciben respeto, cariño, comprensión y tiempo de unos padres que tratan de explicar qué es lo correcto y que no podemos hacer a los demás lo que uno no querría para sí mismo, no veo por qué van a crecer alejados de todas esas cosas (respeto, cariño, comprensión, humildad, etc.).
6.- El criar con respeto, es un camino hermoso y lleno de satisfacción, pero a la vez muy difícil, es casi nadar contra la corriente, luchar con nuestra sombra, con el resto de la sociedad y hasta con nuestros pares. Somos seres emocionales, por ello muchas veces el resto y nuestra sombra nos gana. Pero debemos aprender que no somos perfectos, menos los padres perfectos, pero siempre podemos ser mejores o un poco mejor. La lactancia, el colecho la crianza positiva, el porteo, etc. Son partes de una crianza respetuosa o con apego, pero no marcan la forma de crianza (una cosa, no quita la otra).
¿Qué opinión tienes de este párrafo?
Pues que puede resumir un poco lo que es la crianza respetuosa. Es un camino precioso, porque te entregas a tus hijos y dedicas el tiempo a ellos. Hay gente que eso de entregar tu tiempo a tus hijos lo ve como un atraso, como un error, sin embargo es tan lícito realizarte como persona ascendiendo en un trabajo como realizarte dando una educación más amorosa a los hijos.
Como no es lo que se ha hecho siempre, como respetar a los niños es visto en muchas partes como una derrota en la constante batalla entre padres e hijos son muchas las ocasiones en que los demás opinan, queriéndote ayudar a hacerlo de otra manera. Esto sucede sobretodo los primeros años, cuando los niños, por sentirse más libres de expresar sus emociones, pueden llegar a mostrarse problemáticos, iguales a los hijos de padres permisivos, que a ojos externos parecen como los padres que criamos con respeto, pero que no lo son en realidad, porque nosotros enseñamos a nuestros hijos a respetar a los demás, y los padres permisivos no, pues lo permiten todo (incluso que sus hijos falten al respeto de otras personas).
A nuestros ojos también puede ser un problema, porque ponemos mucha dedicación y cariño y vemos, a veces, que nuestros hijos también son problemáticos en muchos aspectos, haciéndonos dudar de si estamos en el camino correcto. Sin embargo, la constancia, el diálogo y esperar a que nuestros hijos maduren, mientras seguimos compartiendo tiempo y seguimos mostrando cuándo hacen las cosas bien y cuándo las hacen menos bien, hace que los niños finalmente sean más capaces de pensar, de razonar y de respetar.
Evidentemente, no somos perfectos. La teoría acabamos aprendiéndola y, de igual forma que nos equivocamos muchas veces en nuestras relaciones con los adultos, lo hacemos también con los hijos porque no siempre estamos con el mismo estado de ánimo y porque allí están nuestras sombras, nuestra infancia y todo lo aprendido, que aflora cuando perdemos la paciencia… sin embargo, como dice el párrafo, poco a poco vamos aprendiendo a hacerlo mejor, entendiendo a nuestros hijos y entendiéndonos a nosotros mismos. Reviviendo nuestra niñez a medida que nuestros hijos la viven y, a la vez, sanando algunas de esas heridas que quedaban de épocas pasadas.

En referencia al colecho, porteo, lactancia, etc., como he comentado antes, suelen formar parte de la filosofía del respeto como eje principal en la relación madre o padre e hijos. Puedes hacer todo eso y realmente no respetar a tu hijo (dormir con tu hijo puede hacerse de manera consciente y disfrutando del momento o puede hacerse simplemente porque en casa solo hay una cama y con desgana, por ejemplo), o puedes simplemente respetarlo y como consecuencia acabar haciendo todo aquello que hace que los niños estén más tranquilos, más seguros, más apegados con sus padres y en definitiva que se sientan más queridos.

Sus artículos en bebés y más http://www.bebesymas.com/autor/armandobastida

No hay comentarios:

Publicar un comentario