martes, 12 de febrero de 2013

Las expectativas de la crianza

Crianza respetuosa, con apego, crianza corporal. Son muchos los nombres que posee un estilo de ejercerla educación social y cultural en nuestros hijos. Algunas difieren exponencialmente de otras, por ejemplo las de lógica conductista versus la de enseñanza emocional y proponen desafíos a los padres de diverso orden. Por el momento, me gustaría hablar de las expectativas de los métodos que plantean enseñar sin reprimir, más bien, acompañar.

La crianza con apego (attachment parenting) se basa en los desarrollos teóricos del doctor Willian Sears (1939), estadounidense, quién ha construido una base de 7 pilares sobre los cuales se asienta la crianza con apego. Las cuales se sustentan en el principio de que todo niños tiende a buscar la compañía de un adulto, es esto lo que les permite sobrevivir y convertirse en seres sociales.  John Bowlby, en 1951, propone la hipótesis de que la depresión y las disociaciones sociales en la adultez tiene como origen el desarraigo de la madre, en los primeros años de infancia, lo cual ha sido fruto de que hemos traicionado nuestro propio código genético, en donde está escrito que somos seres sociales, sin un otro que se haga cargo de nosotros en la primera infancia no sobrevivimos, los que lo lograron, quedan profundamente daños. En este sentido, la expectativa es criar individuos sanos, emocionalmente contactados con otros, capaces de reconocer sus falencias y potencial, tendientes a establecer relaciones emocionales sanas con otros y por supuesto, poder cuidar a sus futuros bebes de la misma forma. Aquello, puede conllevar un enorme despliegue de estrategias y formas que cada pareja de padres debe concretar para lograr que las necesidades del nuevo miembro de la familia esté resuelta. No es fácil generar individuos sanos, cuando muchas veces son los padres quienes han sido violentados, desalentados, enajenados de su propio mundo emocional, idolatrando el individualismo y el éxito económico como única insignia de valía social.

Por otro lado, pero en la misma línea, está el concepto del conntinumm, desarrollada por Jean Liedloff, mediante estudios etnográficos y etológicos, ha establecido que los bebes necesitan de la experiencia para adaptarse a su medio, y en ese sentido los cuidadores, padres y madres, lo que hacen es supervisar, pero no guiar esta experiencia. Lo único que deben proveer es contacto físico continuo, lo cual se traduce en: porteo (hasta que comience el desplazamiento autónomo del bebe) colecho, lactancia a demanda y atención oportuna a sus necesidades. Las expectativas tienen que ver con generar individuos funcionales y socialmente aceptados para el entorno, por lo general este tipo de crianza no se da fácilmente en sociedad post industriales, patriarcales y capitalistas, porque los valores son otros, las necesidades de los padres son diferentes. Por lo tanto, en este contexto, llevarla a cabo es una tarea titánica, pero no extraña, porque ambas apelan a un instinto natural que yace en todo ser humano (con mayor o menor fuerza, aun cuando no me arriesgo a hablar de universalismos del instinto materno/paterno): sobrevivir. Es la lucha contra los valores establecidos en esta época lo que nos hace especialmente frágiles a la hora de lidiar con las expectativas de lo que pensamos que sería y lo que tenemos en la realidad. Si pudiéramos criar en un ambiente más comprensivo y conectado con las emociones más positivas, lo que pasara al interior de cada hogar no sería algo propio de cada hogar, sino tema de todos. La crianza es un tema social, del cual todos y todas somos responsable. Ante estas expectativas no queda más que refugiarse en calor de hogar y construir fundamentos sólidos como familia y enfrentar lo que nos dejo el pasado y proyectar hacia el futuro, además de vivir un día a la vez. 

Colectivo MamaLuz. 
Carolina. 

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