Las emociones en la
infancia (y en todas las etapas de vida) se modulan, sintonizan, se conectan con
lo que sucede en situaciones determinadas, consigo mismos, con los demás en los
diversos contextos con la familia, los hermanos, amigos, con el padre y con la madre, siendo esta última categóricamente
importante por la relación de apego en el vínculo materno y en la FUSIÓN EMOCIONAL.
En distintos momentos
nuestros niños(as) conectarán más con la alegría, en otros con la tristeza, con la rabia, o con el miedo… Cada cual de ellos
con el paso de su comprensión serán identificadas, sabiendo (ojalá) con certeza
qué les pasa y en este punto transmitirles que lo que les está pasando
simplemente ES- Ni bueno, ni malo- Las emociones no tienen categoría de
mejor-peor/ oscuras-iluminadas/ positivas-negativas. Simplemente SON, se viven porque estamos vivos(as), tenemos la
capacidad de sentirlas y vivenciarlas. El expresarlas es lo único distinto en
cada ser humano porque cada uno(a) es un mundo (en su interior) único e
irrepetible.
El carácter, los valores, las actitudes estarán acompañando estas emociones, por lo mismo no será lo mismo estar molestos y hacer una pataleta en el medio del supermercado a los 3 años que a los 18 años. Cada etapa de vida, junto con las experiencias y los aprendizajes adquiridos darán las herramientas necesarias para enfrentar el mundo emocional que TODOS(AS) llevamos de serie, dentro.
El carácter, los valores, las actitudes estarán acompañando estas emociones, por lo mismo no será lo mismo estar molestos y hacer una pataleta en el medio del supermercado a los 3 años que a los 18 años. Cada etapa de vida, junto con las experiencias y los aprendizajes adquiridos darán las herramientas necesarias para enfrentar el mundo emocional que TODOS(AS) llevamos de serie, dentro.
La invitación para
nosotras como madres o padres, en sí como adultos; es ayudarles, acompañar, AMPARAR
ESA EMOCIÓN que está experimentando nuestro(a) hijo(a) como una forma de
evidenciar también ¿qué está sucediendo en nuestra intimidad emocional?
Desde que nace el bebé,
una de las maneras de transmitir lo que les pasa es llorando, hasta que no
adquieran el lenguaje expresivo su forma de decirnos su rabia, su tristeza será
limitada. Así que lo fundamental es abrirnos al contacto, a la comprensión, a
la contención de lo que está manifestando, mostrando, diciendo. Siendo esto
parte de la comunicación, de la escucha activa y atenta que ayudará en la
educación emocional desde la primera infancia.
Para abrirnos a la reflexión
en torno a la necesidad de amparo de las emociones de la madre versus el amparo
de las emociones de los(as) hijos(as), veamos los siguientes videos, de quien más ha escrito o explicitado el tema, Laura Gutman.
Parte 1 El llanto como manifestacion primaria de las emociones.
Parte 2 Amparar ese llanto
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